La violencia contra la mujer tiene efectos adversos que van más allá de afectar su propia salud física y emocional. Quienes están a su alrededor, especialmente sus hijos, pueden verse dañados, incluso, hasta cuando lleguen a la adultez.

“El impacto de una mamá que sufre violencia es tremendo, modifica el vínculo con sus hijos, su capacidad para modelar su conducta, para darles afecto. Las mujeres que han sobrevivido a la violencia lamentablemente pueden trasmitir esa violencia a sus hijos”, advirtió la doctora Vanessa Herrera, del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) al conmemorarse hoy lunes 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2019.

Pero el daño no termina allí. La violencia del esposo o pareja modela a la hija en el rol de sumisión y a los hijos varones trasmite un modelo donde prima la agresividad, la dominación, donde los varones tienen un rol superior y eso termina normalizado.

Los niños que observan por mucho tiempo múltiples eventos traumáticos, como la violencia en casa, tanto física, psicológica y económica, tienen alta probabilidad de ver afectada su personalidad.

“Pueden tener una mayor inseguridad emocional, nerviosismo, menor rendimiento académico y menor liderazgo en el colegio, en el barrio. Algunos pueden llegar a mojar la cama, tener irritabilidad, problemas de conducta en el colegio. Pueden deprimirse, tener conductas autolesivas (agredirse), pensar en morir o suicidarse”.

La psiquiatra detalló que, si no reciben tratamiento, ya adolescentes pueden tener conductas de riesgo como consumo excesivo de alcohol y drogas y la posibilidad de repetir el patrón de violencia en sus primeros enamoramientos.

No basta con la denuncia

“Estamos preocupados por el tema de la denuncia y a veces esta no llega. Ahora mismo atendemos a personas que sufrieron violencia sexual y nunca se animaron a denunciar y ahora padecen ansiedad, depresión, enfermedades crónicas, mayor descuido en su salud integral, problema en su salud sexual y reproductiva”, anotó. 

La doctora Herrera manifestó que las mujeres que viven una situación de violencia pueden pedir ayuda en el centro de salud más cercano, centros de salud mental comunitarios y hospitales, donde pueden recibir atención es gratuita. En la actualidad existen 114 Centros de Salud Mental Comunitarios en todo el país.

“Hay esperanza. Si acompañamos a los menores expuestos a situaciones de violencia con intervenciones oportunas, psicoterapia y desarrollamos una red de apoyo social y familiar, podremos activar mecanismos de resistencia, resiliencia, así como los factores protectores que tenemos todos para enfrentar problemas mayores y no recaer en el tiempo”.

Recordó a las mujeres que no deben tolerar ninguna forma de violencia en ninguna etapa de su enamoramiento.

“Los gritos, los insultos, son violencia. Debemos hacer un alto a eso e inmediatamente buscar apoyo en cualquier persona de confianza, un amigo, un familiar que nos ayude a salir de eso. Si aún no están convencidas pueden acudir el centro de salud más cercano a fin de encontrar el acompañamiento para iniciar el proceso de salida de la violencia”.

Detalló que también pueden llamar a la línea 100 del Ministerio de la Mujer, 113 del Ministerio de Salud y al 103 de las comisarías para rápidamente pedir asesoría y salir progresivamente del círculo de violencia que puede dañar terriblemente a los hijos. (Andina)