Irrepetible. Solo así se puede catalogar a lo que hizo esta noche Rafael Nadal. Y es que el mundo entero se paralizó con la épica final vivida en Nueva York. 4 horas y 50 minutos, eso duró el partido de hoy. Al final, el español dejó en claro por qué es considerado el mejor deportista de la historia de su país y se quedó con el título de US Open.

El cotejo parecía acabar temprano y con un contundente 3-0. No fue así; fue todo lo contrario. Daniil Medvédev sacó fuerzas de donde no tenía, se la jugó complemente, se puso fuerte como una roca e incluso se ganó el apoyo del público. Todo eso hizo que el manicorí saque todas las armas de su repertorio y muestre su mejor versión.

El encuentro fue absolutamente reñido desde el primer saque hasta que el último punto. Peleado palmo a palmo. El primer set se lo llevó el balear, pero no fue nada fácil, pues terminó 7-5. El ruso siempre estuvo abajo en el marcador, pero con un impresionante despliegue físico hizo sudar durante 1 hora y 4 minutos al «favorito».

En la segunda manga, Nadal obtuvo un triunfo aparentemente más cómodo, 6-3. Sin embargo, tuvo que sacar sus mejores cartas: tiros rápidos, lentos, con efecto, slice y más. Así pudo ganar. Pero, Medvédev estaba midiendo a su rival, sabía que debía hacer un cambio radical con respecto a su juego si quería sacar el partido adelante. Y así fue.

En el tercer parcial, tuvo que jugársela porque era todo o nada. No tenía nada que perder ante una leyenda como lo es el manicorí. De esta forma, se quedó con el primer punto y nunca dejó de estar arriba en aquel set. El tenista ruso hizo correr por todo el terreno al ‘Rafa’ hasta desgastarlo y con una serie de derechazos y con golpes de revés ganó 7-5.

El ruso se convirtió en un ‘Cyborg’, llegaba a todas las pelotas y las devolvía una técnica depurada digna de una tenista que disputaba su sexta final de Gran Slam. Nadal no lo podía creer, no había manera de romper a Medvédev. Nadie lo podía creer. Su ímpetu y corazón hizo que la afición lo ovacionara. Y así se quedó con el cuarto set 6-4.

Parecía que se venía la “noche” para el mallorquí. No obstante, nadie puede ganarle en fortaleza mental al español. A punta de garra, de “huevos” y de no agachar la cabeza nunca, le dio vuelta a la serie en el último parcial. Acabó con un 6-4 a su favor. Lo que parecía “un pan comido” se convirtió en una gesta memorable.

Nadal es historia pura del tenis, del deporte y para él nada ha sido fácil. Al final, ganó y se tiró a llorar con la cabeza en el cielo ante todos los aplausos y gritos de la gente. Luego, de ese momento con él mismo, se paró y le extendió la mano a Medvédev, número 4 del ránking ATP y al que seguramente augura un gran futuro. ‘Rafa’ y España nuevamente en la cima. (Libero) RCM