
La visita del equipo de la Unidad de Asistencia a Víctimas y Testigos del Ministerio Público (UDAVIT), liderada por Mario Núñez, al distrito de Cabana, se vio empañada por un incidente de desgarrador. Una estudiante del colegio Gamaliel Churata, afectada por la intoxicación masiva del 25 de marzo de 2024 tras consumir alimentos de Qali Warma, sufrió un episodio de intenso dolor que evidenció las graves secuelas del incidente.
Madre exige respuestas y atención médica urgente
La madre de la estudiante, en un acto de desesperación, increpó a las autoridades presentes, incluyendo al director del plantel, por la falta de acción y la indiferencia ante el sufrimiento de su hija. Ante la gravedad del cuadro clínico, Mario Núñez, responsable del equipo de la UDAVIT, trasladado a la menor en su vehículo particular al centro de salud de Cabana.

En una entrevista exclusiva para nuestro medio «La Decana», la madre expresó su angustia y frustración: «Ya ha pasado un año y hasta ahora no nos dicen qué síntomas tiene mi hija. Desde la una de la mañana tenía estos malestares, solo le di matecito hervido. Los fiscales solo están mirando». Además, manifestó su rechazo a los alimentos del programa Wasi Mikuna, exigiendo que se retire de la institución educativa.
La mujer también denunció la difícil situación económica que enfrentan las familias afectadas, quienes deben costear los gastos de traslados a Juliaca y la compra de medicamentos: «Mi hija desde temprano me dijo que tenía dolor de cabeza, ya no tenemos plata para comprar pastillas al no saber qué tienen». Hizo un llamado desesperado a las autoridades para que asuman su responsabilidad y brinden la necesaria atención a los estudiantes intoxicados.

Dolor incontrolable en el centro de salud
Ya en el centro de salud, la estudiante fue atendida por el médico de turno, quien, al palpar su abdomen, escuchó sus desgarradores lamentos: «Por favor, ya no me toques, me duele todo mi estómago».
Padres de familia exigen soluciones y apoyo económico
La presidenta de los padres de familia de los estudiantes afectados corroboró las dificultades económicas que enfrentan, señalando que los traslados a Juliaca pueden costar hasta 100 soles, sin contar el gasto en medicamentos. Además, denunció la falta de apoyo y la inacción de las autoridades frente a la situación.

Este incidente pone de manifiesto la urgencia de una investigación exhaustiva y una atención médica integral para los estudiantes afectados por la intoxicación, así como la necesidad de garantizar la calidad y seguridad de los alimentos proporcionados por los programas sociales.