Creer que desde el gobierno se podrá cambiar o revertir el régimen autocrático que estamos viviendo es ingenuo. El Perú necesita contar con liderazgos con fuerte raíces sociales, con una visión tanto histórica como democrática, y al mismo tiempo con capacidad electoral. Vemos que los nuevos partidos, excesivos en número, pero escasos en la percepción de la magnitud del cambio, aún no ofrecen alternativas a la altura de la gravedad de la crisis. Es imperativo dar ese paso.
El país ha dado en los últimos días un nuevo giro de tuerca en las condiciones subjetivas de la población frente al régimen. La multiplicación de incidentes y actos de indignación, protesta y rechazo directamente a alguna autoridad que represente al gobierno o al Congreso, evidencian que la desobediencia cívica se esparce por todo el cuerpo social.
04 de agosto. Lo sucedido en La Noche da cuenta del estado de ánimo de un sector social (NSE A/B) que en la encuesta de agosto de IEP muestra el mayor rechazo contra el Congreso (95%), más y más cuesta arriba la recuperación democrática. La ley que prescribe los crímenes de lesa humanidad cometidos en los 80-90, no solo es una profunda herida en el escenario interno sino también nos produce un mayor aislamiento en el ámbito internacional.