Al día siguiente de la declaratoria de estado de emergencia, los pulpos del cono norte quemaron 25 buses. En el Cercado de Lima, ultimaron a dos personas; en Puente Piedra mataron a un repartidor de delivery; en Comas fue muerto a balazos un trabajador de construcción civil; en San Juan de Lurigancho es baleado un hombre con antecedentes; en San Miguel asesinan a un emprendedor; en San Isidro matan a un hombre que circulaba en un auto de alta gama, mientras que los injertos de Aragua y otras bandas continuaron con las extorsiones a líneas de transporte público, sin importar las medidas del gobierno.

El 26 de septiembre, 30 empresas de transporte urbano convocaron a un paro en Lima. En total, se sumaron 60 empresas y no salieron a trabajar más de 5 mil buses. La capital quedó paralizada; el gobierno reaccionó con una medida trillada e inútil: mediante el DS N° 100-2024-PCM declararon el estado de emergencia y patrullaje militar en 11 distritos de Lima y 1 distrito del Callao; luego sumarían dos distritos más.

R.C.M.

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