
La renuncia de la presidenta Dina Boluarte parece cuestión de días. Se lo busca sola al actuar como atizadora de conflictos al no “entenderlos” y menos buscar resolverlos.
Sus referencias a nuestra región, Puno, son torpes. Afirma que las muertes ocurridas durante las movilizaciones son producto de disparos de balas “dum dum”, de fabricación artesanal y disparadas por los movilizados en contra de ellos mismos, que somos manipulados, hasta afirmar que “Puno no es el Perú”.
La posibilidad de la renuncia de Boluarte, el cambio de Mesa Directiva del Congreso, el adelanto de elecciones generales y la puesta en debate de una nueva Constitución Política, nos llevan a la pregunta “¿qué quiere Puno?”.
Región mayoritariamente campesina, con nacionalidades aymara, quechua y nativos selváticos históricamente excluidos, desde el 2007 hemos perdido en términos absolutos cerca de 100,000 habitantes (INEI), tenemos 805 soles de ingreso per cápita mensual, altos índices de desnutrición, anemia y una economía mayoritariamente informal.

En el 2022 la mayoría de proyectos de saneamiento han logrado un avance mínimo. En Juliaca, desde 1987 el proyecto de evacuación de aguas pluviales no tiene cuándo avanzar, menos concluir. Desde el anuncio de 135 millones de soles para empezar, las licitaciones públicas cayeron por corrupción y ahora en manos del Ministerio de Vivienda y Construcción, la obra continúa paralizada. La construcción de las 10 “Petares” corre igual suerte.
Buscamos no solo el reconocimiento formal de las nacionalidades aimara, quechua y nativas, sino que ejerzan su ciudadanía en igualdad de derechos como todos los peruanos. Pretendemos que se implemente una descentralización que reconozca niveles de autonomía en el manejo presupuestal, el combate real a la corrupción desde el gobierno nacional y en los gobiernos subnacionales, una Contraloría con capacidad y actuando a tiempo.
Queremos que las condiciones de vida, educación, salud, sean de calidad, que tengamos trabajo digno para poder construir nuestra región y país, con igualdad de oportunidades para todos. Exigimos respeto a nuestra voluntad política. En otras palabras, exigimos ciudadanía y democracia efectiva. (Diario Correo)