Mientras tanto, en un lugar no muy lejano y seguramente muy cómoda ella, acompañada de la más absoluta impunidad, por lo habido y por haber, alguien que maneja a control remoto a la mandataria en cada una de sus maldades, malsanamente, esta china de risa. Pero no todo está dicho, el león que hasta ahora se mantiene dormido, despertará. La pregunta es: ¿Cuál será la gota que derrame el vaso?

Hemos retrocedido a la década de los noventas, en forma y también en fondo. Estamos frente a un golpe de Estado perpetrado por el Congreso, a lo Fujimori y con el mismo objetivo de copar todo el poder para perpetuarse en él. Y ya sabemos que, tras bambalinas, alguien se regocija y está china de risa.

R.C.M.

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