El Gobierno de Dina Boluarte cumplió siete meses con gran rechazo de la ciudadanía, más en el centro y sur del país, por su mal desempeño en la crisis política, con muertes en las protestas, y deficiente gestión, según coinciden especialistas. Dejar el poder o dar un giro esencial aparecen como sus alternativas.

“Desde el 2016, tenemos más discursos de 28 de julio de presidentes que asumieron por sucesión que de elegidos para el cargo. La tendencia era que los presidentes por sucesión (Vizcarra y Sagasti) fueran mejor evaluados que los elegidos como tales (Kuczynski y Castillo). Boluarte rompe esa tendencia”, nota el politólogo Jorge Aragón, profesor de la Universidad Católica (PUCP) e investigador del Instituto de Estudios Peruanos.

“En todas las zonas, su reprobación crece. En el centro y sur es mayor por las represiones. La población tiene en su memoria las muertes que no se investigan de modo célere. Otras causas son la ausencia de la figura presidencial en esas zonas y que la imagen de mujer humilde identificada con el pueblo se desgastó pronto, en parte por sus pésimas declaraciones”, alega el sociólogo Mario Berrios, docente de las universidades de San Agustín (UNSA) y Católica de Santa María, en Arequipa.

“Ese mayor rechazo es por la percepción de que es usurpadora, pues allí tuvo más votos Pedro Castillo. Además, están sus declaraciones como ‘Puno no es el Perú’, el continuo abandono a regiones pobres, el descuido a la agricultura, las protestas con muertes y la frustración de la renuncia exigida por protestantes que no se da”, señala la socióloga Marisol Condori, profesora de la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP), en Junín. (La República)

y.c.q.