No es suficiente levantar la voz, sino también es hora de juntarnos los demócratas, desde los lugares más íntimos del Perú profundo, y desde su más lejano y desolado lugar donde Dina nos hizo más pobres, para decir ¡basta ya!… necesitamos recuperar la política para la gente decente.

La detención preliminar del hermano de la presidenta Nicanor Boluarte, aunado con el intento del gobierno de maquillar las cifras del INEI sobre el incremento de los niveles de pobreza complican aún más situación de Dina Boluarte. Los waykis de Dina, más bien sus compinches, son de la peor calaña y en cualquier momento —más tarde que temprano— la abandonarán a su suerte.

R.C.M.

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