El día de Todos los Santos se convirtió en una emotiva jornada de recuerdo y celebración en los cementerios de Puno y sus alrededores. Miles de familias se reunieron en los camposantos Laykakota y Alto Puno para honrar la memoria de sus seres queridos, transformando los lugares de descanso eterno en alegres escenarios de música, comida y oración.
Con cánticos que evocaban recuerdos y melodías que conmovían el alma, los familiares llenaron de vida los mausoleos. Las flores multicolores adornaban los nichos, creando un arcoíris de esperanza en medio del duelo. Pero sin duda, las estrellas de la jornada fueron las tradicionales tantwawas, panes con formas de niños o animales que, junto a los platos regionales, conformaban ofrendas deliciosas y llenas de cariño.
En Laykakota, la música fue la protagonista. Decenas de cantantes profesionales y aficionados deleitaron a los presentes con las canciones favoritas de los difuntos. Las anécdotas y los recuerdos compartidos entre familiares y amigos crearon un ambiente cálido y acogedor, demostrando que el amor trasciende la muerte.
Alto Puno no se quedó atrás. En este centro poblado, el panorama fue similar: familias reunidas, comida compartida y música que alegraba el corazón. La tradición se mantuvo viva, demostrando que las costumbres ancestrales siguen siendo importantes para los puneños.
Una oportunidad para el comercio local. La festividad no solo fue un momento de unión familiar, sino también una oportunidad para los comerciantes locales. Cantantes, mariachis y floristas encontraron en esta fecha una fuente de ingresos, demostrando que la tradición puede generar oportunidades económicas.