La situación del sector farmacéutico en la región es alarmante. Según Yuri Mendiola Espinoza, decano del Colegio Químico Farmacéutico de Puno, el 80 % de las boticas y farmacias que operan actualmente en la región lo hacen sin autorización sanitaria y sin supervisión profesional, poniendo en grave riesgo la salud de miles de ciudadanos.

De acuerdo con cifras oficiales de la Dirección Regional de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIREMID), solo 400 establecimientos farmacéuticos cuentan con permisos legales, mientras que más de 3,000 funcionarían en total informalidad, vendiendo medicamentos posiblemente adulterados, vencidos o sin control de calidad.

“Un medicamento bamba te puede llevar a la muerte. “Si una pastilla tiene alteraciones en su composición, puede matarte inmediatamente”, advirtió el decano, al exhortar a la población a adquirir productos únicamente en farmacias con licencia y regentadas por un químico farmacéutico.

Grave déficit de fiscalización en la región

La problemática fue discutida recientemente en una reunión en la sede de la DIRESA Puno, con participación de diversas autoridades como el fiscal de prevención del delito, representantes del gobierno regional, municipalidad de Puno, vicegobernadora y el propio Colegio de Químicos Farmacéuticos.

Durante el encuentro, se evidenció una alarmante falta de personal fiscalizador en la DIREMID, entidad que solo cuenta con cuatro inspectores para toda la región, situación insostenible ante la alta informalidad y el crecimiento descontrolado del comercio farmacéutico, sobre todo en zonas fronterizas como Desaguadero, Yunguyo y Juliaca.

“Este déficit pone en jaque la capacidad del Estado para controlar la venta ilegal de medicamentos. “Necesitamos más personal y cooperación interinstitucional real para hacer operativos conjuntos”, enfatizó Mendiola.

Riesgos de salud pública y medicamentos sin control

El Colegio Químico Farmacéutico advirtió que la venta de medicamentos sin receta ni control profesional se ha convertido en una práctica común, particularmente en boticas informales donde no se verifica ni la conservación ni la composición de los productos.

Esto puede llevar a que los usuarios consuman medicamentos con efectos nocivos, sin advertirlo, y sin orientación médica especializada. Muchos de estos productos podrían ser falsificados, de contrabando o con principios activos alterados, lo cual constituye una seria amenaza a la salud pública.

R.C.M.

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