Unos 2,500 juerguistas franceses y del extranjero se reunieron en el noroeste de Francia para celebrar clandestinamente la Nochevieja, en una enorme fiesta que la policía no pudo evitar, a pesar de que el país se encuentra bajo la amenaza de un nuevo brote de covid-19.

Frente al lugar del evento, a última hora de la mañana de este viernes, los vehículos registrados que provenían de toda Francia, todavía estaban estacionados, pues muchos de los participantes seguían presentes, a menudo sin mascarilla, mientras la música tecno aún se oía ruidosamente, confirmó un periodista de AFP.

Un helicóptero sobrevolaba la zona pero no se veía ningún gendarme cerca de los hangares donde se desarrollaba la fiesta, en un lugar llamado Courbouton, en la localidad de Lieuron, al sur de la ciudad de Rennes (oeste), en el departamento de Bretaña.

Teniendo en cuenta que Francia había decretado una «Nochevieja del 31» bajo toque de queda, los gendarmes intentaron el jueves por la noche «impedir esta instalación». Sin embargo, «enfrentaron la violenta hostilidad de muchos fiesteros», explicó la prefectura del departamento de Ille-et-Vilaine en un comunicado de prensa.