Para los golpistas de cuello y corbata de la plaza Bolívar, la captura de la JNJ es imprescindible para manejar bajo extorsión a la justicia. Si la Fiscal de la Nación pudo “arreglar” con la presidenta, adelantándole las preguntas del esperado interrogatorio, con una JNJ obediente y sumisa como el TC, los jueces y fiscales serán corderitos ante el nuevo orden instaurado

Desde su elección, con votos de aliados estratégicos, era vox populi que el Tribunal Constitucional pasaba a ser la quinta columna en el avance arrollador del congreso por la captura del poder. Vladimir Cerrón, el trasnochado izquierdista de medio pelo, bajo el tembleque argumento donde el fin justifica los medios, pactó con el populismo de derecha sin bandera, el fujimorismo renovado, con nuevos rostros y las mismas costumbres.

Así se forjó el brazo armado del congreso, un TC dispuesto a cuidarle las espaldas al nido de sinvergüenzas que fungen de congresistas. Los tribunos, algunos reclutados de la San Martín, llevan el puñal escondido, cual viejos bucaneros adiestrados en la universidad intocable, con alianzas de baja estofa, desde que los apristas le echaron el ojo y el garfio.

Para dar un golpe de Estado, capturando las principales instituciones, atropellando la ley y la constitución, se necesita el aval de una última instancia como el TC, máximo intérprete de la constitución. Haciendo tabla rasa de los plazos y las formas, esta institución, convertida en escuderos de un congreso manejado por fuerzas políticas oscuras, intervino en un proceso judicial, a pesar de las expresas reservas consagradas en la constitución.

Los planes a futuro, incluyendo las nuevas elecciones, manejadas por los organismos electorales bajo control de los mandamases del congreso, se cocinan en reuniones de parlamentarios obedientes a las órdenes de los jefes. Para acallar cualquier voz disidente, con fino criterio, pidieron a su agencia del ejecutivo una ampliación del presupuesto, elevando sus ingresos por función congresal de 7,617 soles a 11 mil redonditos, como para que no se enreden con las cuentas.(fragmento)

Oscar Vázquez – Apuntes a Lapiz.

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