Han transcurrido cinco meses del fallecimiento del ciudadano Manuel Quilla Ticona (36), natural de Huancané, Puno. En marzo pasado, viajó a Lima para participar en las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte. El equipo de abogados, que busca que su deceso no quede impune, accedió al informe de la necropsia. Este documento da cuenta de decenas de golpes en el cuerpo. La defensa de Quilla lo interpeta como tortura.

Según la esposa Irma Mariela Cayo Sánchez, Manuel fue detenido el 15 de marzo en Lima, lo llevaron a las comisarías San Andrés y Petit Thouars. En dichas dependencias le habrían infligido el duro castigo físico; lo dejaron libre dos días después. Durante su detención, en la versión de testigos que viajaron con él, los policías lo habrían arrastrado hasta causarle lesiones en diferentes partes del cuerpo.

Enterada de la detención, la esposa viajó a Lima el 17 de marzo. Ella lo encontró en un estado traumático, no reconocía a sus familiares. Lo condujo a una clínica, pero los médicos le habrían restado importancia al caso. Volvieron a Juliaca. Tras un chequeo médico particular sugirieron una internación en un centro psiquiátrico.

Manuel murió el 31 de marzo tras una penosa agonía en su casa de Huancané. “Lo mataron lentamente”, dijo su esposa, quien se arma de valor para sacar adelante a su familia y que la muerte de su compañero no quede impune. “Pido la máxima pena por todo el daño que nos hicieron. Que caigan los policías que lo torturaron y quienes dieron las órdenes. Mi hija mayor está traumada, cada vez que ve a un policía, recuerda que mataron a su papá”, indica Irma Cayo Sánchez, esposa del fallecido.

Comentó que los médicos de Lima y Juliaca no realizaron un diagnóstico preciso. No obstante, presume que, por la gravedad de sus lesiones, tal vez no habría resistido una cirugía o pudo haber quedado con graves secuelas. La viuda señala que Manuel era el único sustento de su familia, quedan dos pequeñas huérfanas. A veces, ambos solían trabajar en labores agrícolas, y en ocasiones su esposo se dedicaba a trabajos de construcción. “Mi hija mayor tiene crisis nerviosas y una depresión muy fuerte”, alega Irma.

Necropsia

De acuerdo al protocolo N° 074- 2023 emitido por la Fiscalía Provincial Penal de Huancané, la necropsia se realizó el 1 de abril. Determinan como causa final de la muerte de Manuel Quilla un edema cerebral generalizado, causado por un elemento duro, contuso, con elevada energía de impacto y/o presión en región bitemporal y occipital.

También detalla que el ciudadano sufrió múltiples lesiones traumáticas en el tórax, pelvis y extremidades superiores e inferiores. Presentaba heridas cortantes, ulcerosas en ambas muñecas por exposición continua, persistente a elemento duro, contuso y opresor compatible con grilletes. Asimismo, presentaba traumatismo complejo encéfalo craneano que ocasionó fractura lineal de bóveda y base del cráneo, lo que provocó un hematoma epidural y subdural crónicos en la región cerebro-occipital.

Esta lesión produjo alteraciones del sistema nervioso central (alteración de conciencia, conducta y sueño). La necropsia precisa que todos estos traumas en la cabeza se hicieron crónicos más hasta llegar a un edema cerebral generalizado, lo que ocasionó su muerte.

Caso de tortura

El abogado de los deudos, César Quispe Calsín, señaló que este informe pericial corrobora la denuncia de los familiares. Dijo que este sería el primer caso de muerte por tortura policial durante la protesta. El deceso ya se investiga en el Ministerio Público de Huancané, pero pedirán que la tipificación sea tortura. También alertarán a la comunidad internacional sobre un nuevo caso de lesa humanidad.

“La Fiscalía lo manejará como lesiones graves con subsecuente muerte, pero en el derecho penal peruano existen casos como el de Mariela Barreto que fueron configurados por tortura. Este caso vamos a compatibilizarlo», dijo el abogado.(La República)

R.C.M.

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