El magistrado Jorge Nina Pariapaza, juez del Juzgado de Investigación Preparatoria de Sandia, dictó 9 meses de prisión preventiva en contra de Royer Ronaldo Guerras Huamán (34), por incurrir en el presunto delito de parricidio en agravio de su esposa Nancy Guerrero Sayago (29), en este proceso también está involucrada Filta Vilcapaza Villavicencio (26), quien deberá cumplir comparecencia con restricciones.

En la audiencia se conoció que el crimen se produjo el 26 de octubre cerca de la medianoche, en circunstancias que el imputado y la agraviada se encontraban durmiendo en su vivienda ubicada en el centro poblado de Pampa Yanamayo, del distrito de Alto Inambari, donde tenían un negocio de comida.

Aquel día, Guerras Huamán utilizó una escopeta para acabar con la vida de la joven, a quien le disparó en la cabeza; minutos después, refirió ante sus vecinos que fue víctima de un asalto, pero los miembros de las rondas campesinas hallaron el arma de fuego cerca de un río, al igual que los celulares de él y su pareja.

Las primeras investigaciones también señalan que el 23 de octubre la fallecida, a través de una llamada telefónica, contó a su hermana que Royer la maltrataba y sostenía una relación extramatrimonial con su empleada Filta, y esta última habría difundido amenazas que atentaban contra la vida de Nancy.

Fue por estos motivos que el juez dispuso que Guerras Huamán sea internado en el penal de Juliaca (ex Capilla), mientras que Filta Vilcapaza debe cumplir medidas restrictivas como no ausentarse de su domicilio, comparecer los primeros días hábiles ante el juzgado para el control biométrico y presentarse a las diligencias.

Dentro de su relato, Royer Rolando Guerras, señaló; “como a las 11:40 o 12:00 de la noche, estando en su establecimiento, empezó a gritar la gallina como dos veces, entre sueños me levanté y agarré la escopeta, salí desesperado y vi al animal que estaba agarrado a la gallina, en ese momento agarré la escopeta para disparar al animal, jalé el gatillo como cinco veces regresé y me senté en la vereda pensando ¿qué había pasado, por qué no jalaba el gatillo?, ahí intenté jalar el gatillo varias veces, pero no funcionaba, después me entré al cuarto y seguí intentando en jalar el gatillo como dos o tres veces hasta que sonó algo, no sonó muy fuerte solo como si soplara, pero se me había escapado el gatillo, de inmediato prendí la luz y llamé “Nancy”, no sabía qué hacer, cuando miré a mi esposa vi sangré de su cabecita en el colchón, no sabía qué hacer, me puse frio, no sabía si salir o correr, solo en un saco metí la escopeta y corrí como 10 metros abajo y lo boté al monte, expresó.

R.C.M.

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