Gilmar Goyzueta Camacho, docente principal de biología de la Universidad Nacional del Altiplano, precisó que los puneños se han acostumbrado a vivir con los malos olores a causa de la contaminación en la bahía y el contorno del lago Titicaca.

“La gente que viene de otros lugares, apenas ingresa a la ciudad, percibe los malos olores”, cuestionó y criticó que ni quisiera se cuente con una planta de sedimentación. Es más, explicó que la disminución del nivel del lago, en más de un metro con 70 centímetros, provoca que la concentración de contaminantes en la bahía sea mayor, por lo que el hedor es muy intenso.

Por tal motivo, consideró que hay un abandono por parte del Gobierno, porque el Ministerio de Vivienda no ha precisado cuándo se van a reiniciar las construcciones de las plantas de tratamiento de aguas residuales que permitirán frenar el daño medioambiental.

La ministra de Vivienda, Hannia Pérez de Cuellar, vino a Puno a paliar”, cuestionó y se mostró en contra de que las obras se retomen desde cero. En ese sentido, opinó que el Poder Ejecutivo es el responsable de no haber sabido contratar una buena empresa encargada de la labor técnica. (FB)