La llegada del tren a Juliaca, ocurrida el 14 de septiembre de 1873, marcó un antes y un después en la historia de la provincia de San Román. Según el historiador René Calsín Anco, este hecho no solo consolidó a Juliaca como eje ferroviario del sur del Perú, sino que también impulsó su transformación de un pueblo agrícola a una ciudad comercial y próspera.

El inicio del ferrocarril en Juliaca

El tránsito ferroviario se instauró oficialmente el 1 de enero de 1874, con la inauguración de la ruta Arequipa – Puno, que atravesaba Juliaca. Posteriormente, se construyó la línea Juliaca – Cusco, consolidando su posición estratégica en el sistema vial nacional.

En torno a la estación ferroviaria surgió el llamado pueblo nuevo de Juliaca, mientras que el antiguo poblado continuaba alrededor del templo colonial de Santa Catalina. Con el tiempo, ambas zonas se unieron, formando la actual ciudad de Juliaca.

Juliaca antes y después del ferrocarril

De acuerdo con Calsín Anco, Juliaca ya tenía relevancia antes del tren, pues el Censo Nacional de 1862 la registraba como el cuarto distrito más poblado de Puno. Sin embargo, la llegada del ferrocarril fue determinante para su expansión económica y comercial, convirtiéndose en la base de su prosperidad.

El ferrocarril no solo facilitó el comercio, sino que también fue clave en la provincialización de Juliaca. Apenas instalada la estación en 1873, al año siguiente se presentó el primer proyecto de ley para crear la provincia de San Román, que finalmente se consolidó el 6 de septiembre de 1926, tras 52 años de lucha.

Patrimonio ferroviario pendiente de revalorar

El historiador resaltó la necesidad de preservar la primera locomotora que llegó a Juliaca, como parte del patrimonio cultural e histórico de la ciudad, recordando que este medio de transporte la convirtió en un eje ferroviario del sur peruano.

R.C.M.

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