La gestión de Electro Puno ha generado un profundo malestar en la ciudadanía, que exige a gritos su privatización. Según diversas opiniones recogidas, la empresa estatal ha demostrado ser ineficiente en la prestación de servicios y ha generado una gran insatisfacción entre los usuarios.

Julio Gómez, vecino de Puno, expresó su total desacuerdo con la gestión estatal de la empresa eléctrica. «El Estado no es un buen administrador, y los trabajadores de Electro Puno no son eficientes. Si fuera una empresa privada, se pagaría por resultados, incluso si los empleados fueran nombrados», afirmó.

Esta opinión es compartida por muchos puneños. Juan Gómez, por ejemplo, señaló que el servicio de Electro Puno es deficiente debido a su naturaleza estatal. «Se necesita una mayor inversión para garantizar un suministro eléctrico adecuado», indicó.

Roger Apaza y Ronald Gutiérrez coincidieron en que la privatización es la solución para mejorar la calidad del servicio y la atención al cliente. Ambos denunciaron la pésima atención que reciben los usuarios en las oficinas de Electro Puno.

Sin embargo, no todas las opiniones son a favor de la privatización. Mauricio Rodríguez, aunque reconoce los problemas de la empresa, teme que la privatización genere un monopolio y perjudique a los consumidores. «Electro Puno solo ha logrado activar el 50% del alumbrado público debido a intereses políticos y sindicales», señaló.

Troadio Gonzales, por su parte, expresó su preocupación por las consecuencias sociales de una posible privatización. «La población no está a favor, y se le daría paso a un gran monopolio si el Estado se retira», advirtió.

La demanda de privatización de Electro Puno refleja el creciente descontento de la ciudadanía con los servicios públicos y la gestión estatal. Las autoridades locales y nacionales deberán evaluar cuidadosamente esta situación y tomar las medidas necesarias para garantizar un suministro eléctrico eficiente y de calidad para todos los puneños.

(E.C)