No hay una cura a la vista para la pandemia: ni una vacuna ni un medicamento que mate al virus. Es más, en nuestro país, los casos y las muertes que ocasionan esta enfermedad aumentan, pese a los martillazos y a la prolongada cuarentena que aplica el Gobierno para tratar de reducir la curva de crecimiento del COVID-19, que ayer registró un nuevo récord: 5,772 contagios detectados en un solo día.
Consciente de esta situación, el ministro de Defensa, Walter Martos, ha propuesto que se prolongue el toque de queda por lo que resta del año, como una medida para evitar que las personas sanas se contagien con este terrible mal, que ya ha cobrado la vida de 3,788 personas en el Perú.
“Desde nuestro punto de vista de Defensa y seguridad, y (esto) lo hemos conversado reiteradamente con el Ministerio del Interior, este toque de queda debe continuar, de ser necesario, todo el año”, sostuvo Martos.
Afirmó que una de las maneras de evitar el COVID-19 es que las personas “se guarden temprano en casa”. Dijo que, si se levanta esta restricción, se tendrían que activar muchas actividades nocturnas “que no son adecuadas en esta pandemia. Lo más recomendable es que no haya actividades nocturnas donde haya conglomeración de personas”.
Sobre este tema, José Luis Gil, exdirector general de Inteligencia del Ministerio del Interior, aseguró que el problema no es el toque de queda sino el aislamiento social diurno, “porque es en esos momentos del día en los que se da la salida masiva de las personas”.
“Es poco relevante, para la magnitud del problema, un toque de queda que, por un lado, acompaña al descanso ciudadano y evita la vida nocturna no masiva, pero que no contiene el ímpetu, la impaciencia y las energías acumuladas de la población que quiere hacer su vida ‘normal’ en una situación anómala”, afirmó a Perú21.