
La mañana de este martes, padres y madres de familia del colegio San Isidro de Cacachi permanecieron por más de cuatro horas en el auditorio de la Municipalidad Distrital de San Miguel, a la espera del alcalde Cristin Mamani Mamani, quien no se presentó pese al compromiso asumido.
Desde las 6:00 de la mañana, decenas de madres llegaron con la esperanza de reunirse con la autoridad municipal. Sin embargo, hasta las 11:30 a.m. solo recibieron la respuesta de un funcionario, quien les pedía paciencia asegurando que el burgomaestre llegaría. La ausencia del alcalde generó indignación y frustración entre los padres.

Los asistentes recordaron que existe un compromiso pendiente para la construcción de una infraestructura educativa adecuada, ya que los 280 estudiantes de la institución estudian en condiciones precarias. Actualmente, las aulas son prefabricadas, adquiridas con aportes de los propios padres.
“Nuestros hijos estudian como patitos en medio del agua”, reclamaron, señalando que en época de lluvias el agua ingresa a las aulas, mientras que en temporada de sol los estudiantes sufren por el calor.

Algunos padres señalaron que la institución lleva 11 años funcionando sin mejoras, pese a las reiteradas gestiones. Incluso, mencionaron que el expediente técnico fue devuelto por el Gobierno Regional con observaciones, que ahora debe corregir la municipalidad para que la obra pueda ejecutarse.
Con lágrimas en los ojos, una madre expresó:
“El colegio San Isidro de Cacachi se encuentra abandonado hace años. Lo poco que hay lo hemos financiado nosotras mismas, aportando hasta 200 soles cada una para que nuestros hijos puedan estudiar”.

Otra madre, visiblemente afectada, lamentó que sus dos hijos hayan pasado por la misma realidad:
“Mi primer hijo terminó en condiciones inadecuadas, pensé que con el segundo ya habría una nueva infraestructura, pero todo sigue igual. Solo por la cercanía traje a mi niño, pero nada ha cambiado”.
La comunidad educativa de San Isidro de Cacachi exige a las autoridades locales y regionales respuestas inmediatas, pues consideran injusto que, tras tantos años de espera y sacrificios, sus hijos continúen estudiando en condiciones indignas.

