Cada 30 de mayo, Perú rinde homenaje a su alimento más emblemático: la papa. Esta fecha no solo destaca su profundo legado cultural y su inmenso aporte nutricional, sino también su increíble versatilidad en la gastronomía, tanto tradicional como moderna. Es un día para celebrar una raíz que es parte fundamental de la identidad peruana.

Cultivada desde tiempos inmemoriales en los Andes, la papa se ha convertido en un símbolo nacional gracias a su valor alimenticio y su asombrosa diversidad genética, con miles de variedades únicas. El Día Nacional de la Papa va más allá de ser una fecha simbólica; es una oportunidad crucial para revalorar las prácticas agrícolas ancestrales y reconocer el incansable trabajo de los campesinos andinos, quienes han mantenido viva esta herencia milenaria.

Esta efeméride busca generar conciencia sobre la relevancia de este cultivo nativo, que, según estudios arqueológicos, se cultivaba en el altiplano andino hace más de 8.000 años. Su domesticación fue una hazaña agrícola que permitió a los pueblos precolombinos adaptarse y prosperar en condiciones extremas, consolidando sistemas productivos atractivos en terrazas y suelos pedregosos.

Hoy, la papa peruana ha traspasado fronteras, adaptándose a cocinas de todo el mundo sin perder su esencia original, reafirmando su protagonismo en la economía y la gastronomía global.

(E.C)