El desconcierto en el ministerio público es total, las andanzas de los asesores de la Fiscal de la Nación fueron una sorpresa. Se conocía el despilfarro de la caja chica porque los señorones eran de buen diente, en especial si el Estado paga. Los desayunos con chicharrones eran solo la punta del iceberg, con la barriga llena se habla mejor, y si en las conversas se conquista los votos salvadores para que la doña afirme su reinado, enhorabuena.

Los delitos son graves, nunca se había visto la justicia ofrecida en un burdo canje para consolidar a la titular del Ministerio Público. La fiscalía acusa en defensa del Estado, si no hay acusación no hay caso. La Tinka para los sinvergüenzas que rompen la ley en su beneficio, para ellos no hay ni crimen ni castigo.

En la contraparte, la función fiscaliza[1]dora del congreso se puso en remate para tumbarse a una Fiscal Suprema. Destituir a la JNJ con pretextos absurdos, elegir al Felipillo Defensor del Pueblo, quien después se convertiría en el sumo pontífice que elegirá a una nueva Junta Nacional de Justicia, con sonsonetes del mismo corte que los del Tribunal Constitucional. Todo un faenón y una raya más al tigre de este congreso de buitres.

R.C.M.

Por admin