El régimen de los rufianes y de los mochasueldos lo ambiciona todo, y están dispuestos a hacer hasta lo imposible para controlar los organismos electorales con el fin de sacar de carrera a todo aquello que atente contra sus planes reelecionistas y su afán de perpetuarse en el poder. Están a un paso de lograrlo, a menos que las calles comiencen a arder para detenerlos.

En un clima de creciente descontento ciudadano, el régimen rufián está cada día más cerca del 0% de aprobación. Este casi se acerca a una desaprobación total, jamás antes vista en la historia republicana del Perú y del mundo. A pesar de ello, el gobierno del 3% avanza firme en la captura de todo el poder para ponerlo a su servicio y al de los de siempre.

No obstante que el fujimorismo —en sus tres versiones— y sus aliados (más bien, compinches), perdieron las elecciones, hoy conducen los destinos del país gracias al pacto infame que hicieron con Dina Boluarte para asegurarse que todos permanezcan en el poder hasta el 2026. Como contraprestación de la “gauchada”, la colocaron como ama de llaves del Palacio de Gobierno, con cama adentro y un sueldo presidencial a perpetuidad, a cambio de que preste sus servicios al Congreso en lo que dure su mandato. Y así ha sido, y lo seguirá siendo, hasta que la mafia congresal decida mandarla a su casa cuando deje de serles funcional.

R.C.M.

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