
El 30 de diciembre último, en la aduana boliviana de Tambo Quemado, en la frontera con Chile, las autoridades altiplánicas descubrieron el espectacular alijo de 8,7 toneladas de cocaína, camuflada en pisos de madera que fabrica la empresa Industrial Maexa, con oficinas en La Paz y cuyo propietario es Daniel Janco de la Cruz, detenido en el operativo.
Este incidente fue la pista que permitió a la División de Inteligencia Aduanera de la Intendencia Nacional de Control Aduanero de la Sunat y a la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional (Dirandro) hacer un seguimiento a otras exportaciones de la compañía boliviana Industrial Maexa en el puerto del Callao. Una vez que los agentes de la Sunat y de la Dirandro identificaron dos contenedores a nombre de la boliviana Industrial Maexa, que se encontraban en el terminal administrado por APM Terminals Callao, el 18 de enero, con la ayuda de un perro de la unidad K-9 desplegaron una inspección que concluyó en el hallazgo de droga.

Como había ocurrido en el caso de Bolivia solo hace unas semanas, Industrial Maexa ocultó la cocaína en cargamentos de pisos de madera con destino a Países Bajos por intermedio del puerto de Amberes, en Bélgica.
La droga estaba mezclada con una sustancia negra similar a la brea, impregnada en los pisos de madera. El exitoso resultado de la operación antidrogas confirma que el Perú se ha convertido en proveedor mundial de cocaína. Se estima que la producción anual de droga en el país alcanzaría las 800 toneladas, con tendencia al incremento constante, como una reciente investigación de La República lo reveló.

Esta mañana, el comandante general de la PNP, Víctor Zanabria Angulo, en la sede de la Dirandro, hizo la presentación oficial del espectacular hallazgo de cocaína. Las más de 7,2 toneladas de cocaína incautadas en el Callao representan el 36% de lo que se decomisó en 2023, de acuerdo con cifras de la Dirandro, lo que destaca la relevancia del operativo.
Las fuentes no descartaron que una parte de la droga intervenida en el puerto chalaco sea de procedencia peruana. Los narcotraficantes del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) han convertido la ruta boliviana en una de sus favoritas para exportar la cocaína que producen. (LaRepública)
Ycq.