JULIACA EN EL SIGLO XVII

En esa centuria se dio el cambio de Xullaca a Juliaca, se formó el pueblo colonial de Juliaca con una advocación, se construyó el templo de Santa Catalina, se acuartelaron las huestes de los Salcedo y se despobló Juliaca.

LA ERUPCIÓN DE 1600

En febrero de 1600 el sur del virreinato del Perú resultó afectado por las cenizas del volcán Huayna Putina, Ximena Medinacelli, siguiendo la carta anua de 1600, escribe: “la ceniza del volcán llegó a Chuquisaca, Chuquiabo y Juli .

 Incluso en Juli se escucharon como artillería los ruidos de la explotación”. También los pobladores de Xullaca sufrieron los estragos de este fenómeno natural.

XULLACA, CENTRO FERIAL

En los primeros decenios del siglo XVII Xullaca florecía como centro ferial. En 1926 Alfonso Torres Luna resaltaba a: “Xullaca como centro de feria en el corregimiento de Urcosuyo”.

LA ALDEA DE ESPAÑOLES Y NATURALES

Felipe Guamán Poma de Ayala, que transitó por Xullaca, registró a este pueblo así: “Zullaca, aldea de españoles, indios, tambo real”, con un gráfico correspondiente a “Ciudades y villas [que] tiene por señal un mundo”. Este registro muestra la importancia de Xullaca en los decenios iniciales de la centuria del setecientos. Por entonces, había significativa población hispana, como nos informaba el historiador juliaqueño Donato Pilco Pizano, con documentación colonial.

XULLACA EN LOS CORREGIMIENTOS

En 1610 el corregimiento de Urcusuyo y Hatuncolla estuvo formado por los repartimientos de: Hatuncolla, Mañosso, Caracoto, Cauana, Cauanilla, Lampa, Nicacio, Ayaviri (con Cupi), Oruro, Nuñoa, Angara, Pucará, Jullaca, Llalli, Macari, Umachiri, Ancoayllo y Vllagachi. En 1614 el corregimiento de Cabana y Cabanilla comprendía a: Nuñoa, Oruro [Orurillo], Ayauire, Pucara, Lampa, Cauanilla, Atuncauana, Atuncolla, Iullaca, Macarí (con Cupi), Omachiri (con Llalli), Caracoto (con Guaca), Manaso (con Bilque) y Nicazio (con Calapuja y Caminaca). En la segunda mitad del siglo XVII Juliaca estuvo en el corregimiento de Lampa, formaban ese corregimiento: Lampa (con Calapuja, Pomasi y Vmpuco), Caracoto (con Guaca y Llazin), Juliaca, Atuncolla, Cavana, Cavanilla, Mañazo (con Vilque), Pucará (con Vilavila), Ayavire, Orurillo, Nuñoa (con Santa Rosa), Vmachire (con Ocubire) y Macari (con Llalli y Cupi).

DE XULLACA A JULIACA

En la primera mitad del siglo XVII el nombre de Xullaca cambió por el de Juliaca. El cambio simboliza la formación del pueblo colonial con una advocación específica. La primera advocación es la de Santa Cecilia y después la de Santa Catalina. Por un valioso documento que halló Roque Roka (José Díaz Bedregal) en el Cusco, se conoce que en 1649 el pueblo de Juliaca estuvo advocada a Santa Cecilia, el documento empieza así: “este pueblo Santa Cecilia de Juliaca, en diez i siete de enero del año del señor de 1649”.

LA MINERÍA

En la colonia la minería se convirtió en la principal actividad económica. La minería no era ajena a Juliaca, se explotaban minas, en una publicación de la Municipalidad de Juliaca (1917), se aludía a “minas de plata en la Parcialidad de Rancho, y otra que fueron trabajadas por los españoles, en el lugar Colpapujio”. Eduardo Pineda Arce brindaba similar información. En el Libro de Bautismos de 1640 a 1676 de la parroquia de Santa Catalina, quedó registrada la parcialidad Platero, integrada por artesanos que trabajaban la plata, esta parcialidad se extinguió, en la Relación del pueblo de Juliaca de 1689 ya no quedó registrada.

EL TEMPLO DE SANTA CATALINA

Este templo presenta dos construcciones. La primera, de sillar, se concretó en el siglo XVII y la segunda, “de cal y piedra”, en la centuria siguiente. Del documento del 17 de enero de 1649, que ordena levantar un templo en la cima de Santa Bárbara, se conoce que en ese año estuvo en plena edificación el templo de la plaza principal. Además, el Libro de Bautismos de 1640 a 1676 de la parroquia de Santa Catalina confirma la construcción del templo.

Por la carta del 20 de noviembre de 1674 del Obispo del Cusco Dr. Manuel de Mollinedo y Angulo dirigida al Rey de España, se sabe que el Obispo “dio gran impulso a la construcción de los templos de Sicuani, Ayavire, Pucará, Lampa, Cabanilla, Cabana, Mañasco, Jatuncolla, Caracoto, Juliaca, Taraco, Pucsi, Saman, Caminaca, Arapa, Villa de Betanzos (cerca de Arapa), Pupuxa, Azángaro, Asillo, Horurillo, Nuñoa, Chungara, Omachire, Macarí”; de manera que la construcción del templo de Juliaca estuvo muy avanzada. En otra carta del Obispo, del 4 de enero de 1678, se lee: “en la de Juliaca se hizo una cruz alta de plata; se llenó de pinturas con tarjas doradas todo el cuerpo de las yglesias, y en los blancos se pusieron tafetanes de Granada con que está muy decente”. Por entonces, el templo ya estaba en pie.

Un periódico de 1923 informaba: “Hízose esta campana en 1689, siendo cacique principal Don Gabriel Turucava Maestro Picardo Anguamara y Yucra. 6o. Campana”. De modo que en 1689 el templo ya estuvo terminado con el apoyo del curaca Gabriel Turucahua, siendo el maestro de la obra Picardo Anguamara Yucra.

Por la Relación del pueblo de Juliaca (1689) se confirma la conclusión del templo, la feligresía se dedicaba a adornar la arquitectura. En la relación se lee: “los Curas antecesores y los vecinos assí españoles como yndios deste Pu.o juntaron entre si y dieron de limosna a dha Iglesia, para su adorno, ornamentos, cera, y lo demás”.

EL TEMPLO DE SANTA BÁRBARA

El párroco de Juliaca Pedro Alfonzo de Rivera i Casas por el documento del 17 de enero de 1649 mandó la edificación de un templo de barro en la cima del Jatun Rumi (Santa Bárbara). El pequeño templo a los tres meses ya estuvo en funciones, para los actos litúrgicos de la Semana Santa.

LAS FESTIVIDADES

En Juliaca adquirían notoriedad dos festividades, la Semana Santa y Corpus Christi. El templo de Santa Bárbara se terminó para “celebrar días que nuestra Santa Iglesia deberán rezarse i cumplirse enmediando abril sus días santos”, es decir para la Semana Santa de 1649. La fiesta de Corpus Christi fue suntuosa e imponente, se cumplía con su octava, en 1689 el párroco de Juliaca Gabriel de Peralta escribía: “Distribuiese esta renta en azeite para la lampara, y en cera el dia de Corpus y su octavario”.

LOS SALCEDO EN JULIACA

La actividad minera estuvo matizada con convulsiones sociales, el principal suceso la protagonizaron los hermanos Salcedo, estos al ser vencidos por los vascongados en diciembre de 1665, se acuartelaron en Juliaca, permaneciendo más de dos años. En Juliaca, los acuartelados acrecentaron sus tropas, se equiparon mejor y le dieron un giro reivindicacioncita, contestatario y de enfrentamiento a la autoridad española, iniciaba la rebelión de los Salcedo. Vladimiro Bermejo escribía: “En Juliaca […] empezaba a incubarse un anhelo reivindicacioncita”; Jorge Basadre decía: “Hay quienes aseguran que entre ellos corría un grito separatista: Solo los criollos debemos tener la comodidad y no los españoles que esta es nuestra tierra”; y para el maestro Encinas el “Licenciado Mestas, había sido el alma del movimiento que se originó en Juliaca”. Después, el 8 de marzo de 1668 los Salcedo ingresaban a Laykakota y al día siguiente recuperaban el pueblo minero de San Luis de Alba. Ante la rebelión, el virrey Conde de Lemos con su ejército la sofocó y el 9 de setiembre de 1668 estableció la villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos.

LA COFRADÍA

En 1684 se fundó la Cofradía del Santísimo Sacramento por obra del párroco, los españoles y algunos naturales. A los cinco años, el padre Gabriel de Peralta en la Relación del pueblo de Juliaca, escribía: “Ahí en esta Iglesia una cofrada del  Sacramento”.

JULIACA EN 1689

Por la Relación del pueblo de Juliaca de 1689 se conoce que había siete parcialidades y una hacienda; con una población total de 695, de ellos tributaban 74 varones y 66 viudas; existían 114 forasteros y 40 españoles; el templo estaba concluida y los pobladores la adornaban; La fiesta de Corpus Christi se cumplía con su octava; las misas se realizaban el primer domingo de cada mes y los días jueves con buena concurrencia, inclusive con algunos vecinos de otros distritos.

LAS PARCIALIDADES

Por la misma relación se conoce que en 1689 existían siete parcialidades, las de Collana, Esquen, Chilla, Escuri, Unocolla, Piquina y Balsero; y una hacienda, la de Yocará. Por el Libro de Bautismos de 1640 a 1676 de la Parroquia de Santa Catalina se sabe de la existencia de las parcialidades de Platero y Moro, las mismas hacia 1689 perdían vigencia o desaparecieron.

EL DESPOBLAMIENTO DE JULIACA

La mita de Potosí despobló el Collao y el sur del virreinato del Perú. En 1689 el cura de Ayaviri informaba: “La mita de Potosí es total disminusión deste reino… los que salen cada año no vuelven”; por su parte, el párroco de Juliaca decía: “Los forasteros… que eran muchos, con… la mita de Potosí, se an ausentado y retirado… no se save de ellos ni donde an ido a parar”. La reducción de la población juliaqueña fue ostensible, en los años de 1578-1583 ascendía a 3601 y en 1689 sumaba 695, en casi una centuria la población se redujo a la quinta parte. El decrecimiento es mayor en los tributarios, en los años de 1578-1583 hubo 692 tributarios y en 1689 solo 74 tributarios, quedaba la novena parte.