
Catorce años después de la trágica jornada del 24 de junio de 2011, los deudos de los seis fallecidos en las protestas de aquel día conmemoraron la fecha con una emotiva movilización este martes. La marcha partió desde la avenida Independencia, frente al aeropuerto Inca Manco Cápac, y recorrió las principales calles de Juliaca hasta llegar a la Plaza de Armas, un espacio que se llenó de recuerdos y el persistente clamor por justicia.
Historias de pérdida y el dolor que persiste
Los familiares recordaron con profundo dolor a sus seres queridos, quienes perdieron la vida por impactos de bala. El hijo de Antonio Campos Huanca relató el momento fatal: «Recordó que su padre, cuando ocurrieron los hechos, estaba en su domicilio y subió al muro de su vivienda para ver qué pasaba. Fue en ese momento que le cayó un impacto de bala en la cabeza y su muerte fue instantánea». Campos Huanca vivía precisamente en las inmediaciones del aeropuerto, epicentro de los enfrentamientos.

Por su parte, José Tomás Quispe Pilco, esposo de la señora Petronila Coa Huanca de Quispe, compartió su desgarradora historia. Su esposa, baleada cerca del riel al salir de su casa en el jirón La Revolución alrededor de las 3:30 pm, dejó en la orfandad a dos hijos, de 6 y 9 años. La bala ingresó por el derecho parietal y salió por el otro lado, dejando una herida imborrable.
«Mi esposa me hace mucha falta; a mis hijos les hace falta el cariño de su madre. «Esperemos encontrar pronto justicia», expresó Quispe Pilco, con la voz quebrada. También denunció las dificultades que enfrentan en las audiencias judiciales, donde les conceden poco tiempo y, al finalizar, no encuentran transporte para regresar a su hogar en San Antón.

Un grito por la verdad en quechua
Otro de los familiares lamentó que, después de 14 años, la justicia aún no llega para las víctimas de aquel trágico día, cuando los manifestantes alzaban su voz contra la contaminación de la cuenca Ramis.
Entre lágrimas, la madre de Javier Perlacios Limachi, en su lengua materna quechua, relató cómo su hijo, al momento de los hechos, pasaba por las inmediaciones del aeropuerto. Él se dirigió a comprar cemento para fabricar bloquetas cuando también fue alcanzado por un impacto de bala. Agonizó durante cuatro días antes de fallecer.

Con la voz entrecortada por el dolor, la madre de Perlacios Limachi compartió que, a raíz de tanta angustia, su esposo también falleció. Ahora, ella se encuentra sola, con una única súplica: «Queremos justicia», clamó entre lágrimas, reflejando el sentimiento de todos los deudos que, 14 años después, siguen buscando la verdad y la reparación por sus pérdidas.